jueves, 11 de noviembre de 2010

¡ NOS INVADEN LOS BOLIVIANOS NOS INVADEN !

Gusto en saludarle, señora Ministro de Defensa de la Nación.

Le cuento que más allá del constante ingreso de ciudadanos bolivianos a nuestro territorio, parece que el Ejército de ese país, ha incursionado en territorio Salteño, choreándose algún qué otro tractor…


Salta, la linda, también forma parte de nuestro territorio, ¿lo sabía?

También le recuerdo que años ha, y a raíz de un sonado conflicto limítrofe con Chile, estuvimos a punto de “entrar en guerra” con ese país.

Para entonces, todavía contábamos con las FF.AA. que sistemáticamente Ud. se encargó de destruir.

No obstante ello, preferimos recurrir a un mediador,

¿se acuerda del Cardenal Samoré?

Ocurre que según las malas lenguas, los hombres del Proceso evitaron esa confrontación porque todo indicaba que “nos rompían el culo”, y perdone por la expresión.

¡Claro!; luego, un ebrio consuetudinario y General de la Nación en ejercicio de facto del Ejecutivo, no tuvo mejor idea que declararle la guerra a Inglaterra; una guerra estéril y sin sentido que como era de esperar, costó la vida de oficiales, Suboficiales y cientos de “colimbas” de las tres fuerzas, en lo que constituyó una suerte de pequeño Holocausto, o suicidio, si prefiere.

A fuerza de ser sincero, no creo que las FF.AA. Bolivianas cuenten con un poder bélico importante, pero… ¡PIOR ES NADA!,
¿no le parece?

¿Acaso y llegado el caso, Ud. pretende combatirles con las milicias populares de Milagro Salas?

¿Reeditar viejas épocas que le tuvieron por protagonista?

Le recuerdo que para entonces, su ejército fue derrotado por los milicos, en defensa de un Gobierno Constitucional.

Luego, y por esos avatares de la vida, muchos de esos milicos fueron condenados por “crímenes de lesa humanidad”; otros, sin tener arte ni parte, igualmente purgan condenas sin ser condenados.


¡Mejor que zozobren a que fafalten!, como quien diría.

Supongamos entonces que “la historia vuelve a repetirse”, como reza la letra de un tango.


En este caso, la señora Milagro, sería derrotada por el Ejército Boliviano que se apoderaría de algunas provincias del norte argentino

-tantas como se le canten las guindas.

¿o acaso Ud. pretende convocar a sus viejos camaradas para que se alisten en defensa de la Patria?

Se lo pregunto porque imagino que esos vecinos militares, alertados de la suerte corrida por los nuestros, posiblemente no le concedan la oportunidad, única en la historia Universal, de convertirse en rehenes perdidosos de una guerra ganada.

¿Me explico, señora Ministro?

¿Acaso va a recurrir llegado el caso que espero que no llegue, a ese grupo de valientes Oficiales Jefes y soldados que constituyen “la resaca” de lo que quedó, quienes desalojaron por la fuerza a mujeres concentradas frente al Edificio Libertador protagonizando uno de los hechos más bochornosos que registra la historia de nuestro Ejército junto a “la bajada de cuadro”
protagonizada por el Generalísimo Bendini?

¡Me parece que en cualquiera de los casos citados, nos va a ir como el culo, y vuelva a perdonar la expresión, se lo ruego!

Ud. me dice que como es de costumbre y práctica en éstos casos, el tema lo va a resolver nuestro Canciller, ese cuyo apellido me animo a pronunciar pero no a escribir.


Ocurre que lleva tantas “emes”, que me embarullo, y sólo sirve para recordarme que estamos inmersos en “la mismísima mierda”,

¿me entiende señora Ministro?

Espero que así sea señora, porque con todo el respeto que me merecen los vecinos bolivianos, no resistiría la presencia de Evo Morales montado sobre un negro corcel, pavoneándose por la Plaza de Mayo y microcentro porteño.

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