En la memoria de los miles de peregrinos que arribaron al Santuario de la Virgen del Cerro, perdurará imborrable la impresionante prueba de amor y fidelidad hacia la adorada Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.
No pasará inadvertido este fin de semana para el pueblo de Salta, para sus comerciantes, hoteleros, taxistas y remiseros.
Nadie quedará a partir del 13 de noviembre último sin conocer y comprender la magnitud de este peregrinaje de amor y adoración.
Buscará la autoridad competente el sinónimo más adecuado para reproducir el hecho.Podrá la prensa salteña omitir la información al respecto.
Pero no se podrá a partir de ahora, negar lo sucedido.
Cada peregrino, llegado desde distintos lugares del país y del extranjero, guardará para sí, la hermosa imagen de las casi setenta mil almas que en orden, silencio, respeto y oración, aguardaron el rezo del Santo Rosario y la imposición de manos de la Sra María Livia.
Será esta una evidencia más, del llamado silencioso de la Inmaculada Madre para adorarla y bendecir la presencia de su Hijo Sacratísimo Jesús.
Resultará difícil expresar con discursos los miles y miles de testimonios registrados, las innumerables peticiones y agradecimientos y sobre todo, reflejar adecuadamente el cálido momento en que la Inmaculada Madre intercede a través de su instrumento humano, la Sra María Livia ante cada asistente a la oración.
Solo acudirá en auxilio de las limitaciones de quien intenta evocarlo, una verbalización de hondo sentido místico,
¡La Virgen está entre nosotros!
Restará humanamente agradecer a quienes nos ofrecieron su mano amiga, la calidez del trato del personal y dueños del Petit Hotel Salta, la responsabilidad de quienes nos transportaron, y el encanto de todos aquellos que compartieron esta experiencia única.
Por lo pronto quedará latente en cada uno de nosotros, la sensación de paz interior y de gratitud por las bendiciones recibidas.
Abundará en el imaginario colectivo una cantidad de experiencias de apariciones, de la visión de destellos solares, de milagros y testimonios; que servirán de eslabón en la cadena de este rosario de la peregrinación al Santuario de la Virgen del Cerro.
Y será, por último, la muestra efectiva del poder sobrenatural de la obra de Dios, que mueve por la Fe casi setenta mil almas sin pedir nada a cambio.
Solo la entrega a su Divina Presencia.
Prof. Héctor José Peñalba
Estimado Mario:
ResponderEliminarte escribo en nombre del Prof. Héctor Peñalba, primero para agradecerte la públicación de la nota y segundo para pasarte el contacto del profesor que es hepas1954@yahoo.com.ar
si pudieras poner el contacto en la nota sería maravilloso así se comunican con el los que estén interesados.
Atte.