Así se expresó Dante Bernacki, respecto a la ley del matrimonio gay y dijo que se mostraron como idiotas útiles frente a las pretensiones del Kirchnerismo
Dante Bernacki Vicario General de la Arquidiócesis de Salta expresó respecto a la ley del matrimonio gay lo siguiente:
“Una vez más fuimos testigos de la vergüenza nacional que significan nuestros supuestos representantes en las cámaras legislativas, sean oficialistas, sean de una degradada oposición, pues se mostraron como idiotas útiles frente a las pretensiones del kirchnerismo, con un temor que raya en el servilismo más absoluto.
Nuestros legisladores, diputados o senadores, salvo honrosísimas excepciones, lo único que hicieron es poner de manifiesto que a ellos lo único que les importa es la demagogia, el soborno, y negociar en las cámaras cualquier tipo de ley que tenga olor o sabor a “progresismo”, falacia usada con demasiada soltura sin pensar siquiera qué están diciendo.
No les interesa la opinión del pueblo, creyéndose dueños de un poder delegado por el mismo a quien no tienen en cuenta en el momento de votar una ley.
No les interesa la ley natural y menos la ley de Dios, aunque en su mediocridad hagan ostentación de una fe católica que no viven para nada.
No les interesan los valores de la vida ni de la familia, en aras de una minoría, terminan hiriendo al matrimonio y a la familia en su propia esencia dentro de la Ley civil.
No tienen aprecio por su conciencia, ya que en sus decisiones pesa más el partido, que la verdad, la moral, la Patria y Dios.
Ni siquiera pensaron en sus propias familias y sus propios hijos, al equiparar el matrimonio como institución natural, con aquella “unión” que nada tiene que ver con los fines propios de la familia.
Tampoco tienen en cuenta el federalismo, ya que no supieron oír la opinión de las provincias, tildadas por Buenos Aires como “retrógradas y conservadoras”.
Entre ellos los hay que piensan con madurez y honestidad –lo reconozco-. Pero los hay cobardes que a la hora de jugarse se borraron (incluidos salteños).
Los hay aquellos que cambian de colores según la ocasión o según la tarjeta bancaria que les acerquen.
Los hay “borocotós”, tibios, indiferentes ante la población, rastreros, irresponsables, etc.
No me siento representado por la gran mayoría de ellos, y confieso, me avergüenzo de la falta de seriedad en el momento de exponer sus ideas (si es que las tienen), ya que en el arte de la sofística son maestros demasiado bien pagados por el pueblo para hacer lo que hacen, es decir, seguir destruyendo los valores y las instituciones olvidándose del bien común.
A los que hicieron uso de su “pretendida identidad católica”, simplemente recordarles que hay cuestiones que pueden ser “legales” ahora –civilmente hablando-, aunque sigan siendo “inmorales”.
A todos ellos, Dios y la Patria se lo demanden.”
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