jueves, 8 de julio de 2010

ÓPTICAS DIFERENTES

La polémica desatada frente al "matrimonio" homosexual muestra dos países separados no sólo por la distancia y la geografía, sino por sus intereses y necesidades.

Más aún, muestra una extemporaneidad que responde no a urgencias sociales sino a la agenda política de Néstor Kirchner.

La Comisión de Legislación General del Senado no tuvo dudas al pronunciarse sobre el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, con media sanción de Diputados.

La mayoría se pronunció en contra por nueve votos contra seis, y esos mismos nueve legisladores, adhirieron a otro dictamen que acepta sólo la unión civil, sin derecho de adopción.

Los restantes firmaron un dictamen en minoría apoyando la iniciativa aprobada por la Cámara baja.

El resultado pone en serio riesgo la aprobación de la polémica iniciativa, aunque no es la última palabra:

la Cámara definirá todo en el recinto, el miércoles próximo.

¿Cómo es que un proyecto aprobado en Diputados se vea de pronto en tan duro trance en la Comisión de Legislación General?

Todo hacía suponer que tras los aprietes de Néstor Kirchner a los gobernadores, estos habrían hecho lo propio con sus senadores, pero eso parece no haber sucedido.

Más aún, hay quienes aún desde el FpV han votado en contra, pese a la presión a que fueron sometidos.

La realidad se resume en que el interior del país no siente el tema como una necesidad imperiosa, quizá porque está más consciente del olvido oficial de sus verdaderos problemas de desempleo, hambre, educación, salud y seguridad como para ocuparse de las bodas de los homosexuales cuando los heterosexuales cada vez se casan menos.

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, dijo:

"No seamos ingenuos:

no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva del plan de Dios.

No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento), sino de una movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".

En términos religiosos el "padre de la mentira" no es otro que el demonio pero, en términos políticos, nadie duda que sea Kirchner para quien uno de los objetivos de concretar esta ley - sino el principal - es "hacerle sentir el poder político a Bergoglio", a quien odia por sus críticas que desde la Conferencia Episcopal Argentina, y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha hecho públicas, respecto a la administración kirchnerista.

El interior del país se ha alineado en esta puja con la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas, no sólo porque ésta repugne a sus principios, sino porque se estima que el tema "no es prioritario" frente a los otros problemas que plantea la realidad.

A quienes están lejos del principio democrático poco y nada puede importarles todo aquello que no pasa por sus intereses.

Matrimonio o unión civil poco les interesan a la hora de imponer criterios y conformar alianzas.

Tampoco importa la voluntad popular ni las necesidades o el pensamiento de quienes vivimos en el interior.

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