Finales de la Edad Media, el viaje de Cristóbal Colón provocaría el encuentro de dos mundos que se ignoraban.
Hasta el siglo XVI, las civilizaciones americanas se desarrollaron aisladamente, sin ningún contacto con el mundo antiguo, y los hombres tenían miedo de intercambiar sus descubrimientos y sus inventos.
Esto es lo que explica, en parte, el retraso de los precolombinos sobre Europa y Asia, su desconocimiento de la rueda, de la metalurgia del hierro, etc., permaneciendo, en su mayor parte, en la Edad de Piedra, a pesar de su notable arquitectura y de su conocimiento de los astros.
Se admite, que el hombre americano, es de origen asiático, que deriva de las hordas siberianas que franquearon el estrecho de Bering, 35.000 años antes de nuestra Era, extendiéndose luego hacia el sur en lentas emigraciones.
Las más antiguas culturas han sido encontradas en Arizona, Nueva México y Nevada (Folsom, Cochise). Las primeras civilizaciones de América Central aparecieron hacia 1500 a. J. C., con la alfarería y el cultivo del maíz.
La historia comienza desde el período de los olmecas, sobre las altas mesetas mexicanas.
Pero el logro de una brillante civilización es obra de los mayas (sur de México, Guatemala, Honduras), a partir de siglo ll d. J. C.
Las ruinas de Palenque, Copán y Tikal dan testimonio de una organización compleja, con cálculos precisos del tiempo y del movimientos de los planetas, una escritura jeroglífica y una religión que dominaba todas las actividades sociales del Antiguo Imperio (desde los siglos lll al X).
En la misma época, otras civilizaciones brillaron más al norte: zapotecas, El Tajín, Teotihuacán.
En los siglos IX y X, invasores procedentes del norte transformaron las altas mesetas mexicanas, y los toltecas fundaron un Imperio.
Su encuentro con los mayas dio lugar a un Nuevo Imperio Maya, en el que diversos pueblos se unieron en la liga de Mayapán (siglos X al XII).
Después, los aztecas, recién llegados, dominaron, a su vez, las altas mesetas, luego de haber fundado su capital de Tenochtitlán - México, llegando a ser, en los siglos XIV y XV, dueños de un vasto Imperio, dominador de los pueblos vencidos mediante una tiranía militar y una religión de sangrientos sacrificios.
Por esta razón, los españoles encontraron numerosos aliados entre los oprimidos, impacientes por sacudirse del yugo de los aztecas.
Más al sur todavía, en las montañas de los Andes, otro pueblo, los incas, organizaron, a partir del siglo X, un notable Imperio cuyo centro se encontraba en el actual Perú.
Una red de caminos, de almacenes, de mensajeros, un sistema de impuestos, así como una especie de socialismo de Estado y el culto al Sol son las características de esta civilización que, a comienzos del siglo XVI, sucumbirá con la llegada de los conquistadores españoles.
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