Meses después del triunfo de TUCUMAN, el Ejército Patriota se pone en marcha hacia el norte.
Ya para el 11 de febrero el grueso de las tropas había cruzado el Río Pasaje.
Allí decide el Grl Manuel BELGRANO que las tropas presten juramento de fidelidad a la Asamblea General Constituyente.
En tales circunstancias, el 17 de febrero de 1813 el Capitán Apolinario SARAVIA, ayudante del Gral. Belgrano, ofreció guiar a los soldados por una senda desconocida, la que pasaba por el escabroso laberinto de las montañas, y que conducía en su prolongación hacia el norte a una pequeña quebrada llamada de CHACHAPOYAS, la que desembocaba en la estanzuela de Castañares.
El origen de la finca se remonta a 1583, cuando las tierras fueron entregadas en merced a Pedro Marcos.
Más tarde se incorporaron a la propiedad tierras adyacentes, hasta formar un complejo rural importante.
Aunque tomó el nombre de quien fue su propietario a principios del siglo XVIII, Martín de Castañares, la finca tuvo diversos dueños.
En 1813, cuando Manuel Belgrano logró la victoria de Salta en esos campos, los propietarios eran Bárbara de Tineo y Pedro José Saravia.
Antes de la batalla, el prócer ocupó una de las habitaciones de la finca, mientras su ejército acampaba en la pampa de Castañares.
El edificio, de principios del siglo XVIII, ha sufrido numerosas modificaciones.
La galería original, de columnas de madera sobre bases de piedra, fue reemplazada por otra de diseño italianizante, con arcos de medio punto y columnas construidos en mampostería.
El techo de vigas de palma y tejuelas, quedó oculto por un parapeto almenado.
Además se agregó a la casa un torreón, al que se accede por escalera caracol.
La “Casa o Finca de Castañares” fue expropiada y declarada Monumento Histórico Nacional en 1937.
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