En SALTA, en los primeros días de febrero había aparecido una imagen de Santa Catalina que lloraba sangre en Las Lajitas, en el barrio San Antonio.
Es el segundo caso en la provincia en lo que va del año.
Afirman que la estatuilla de una Virgen llora sangre, abre la boca y agacha la cabeza en forma de plegaria.
Las imágenes son impactantes.
Las paredes de ladrillo sin revoque.
Velas y rosas encuadran la escena.
Una mesa pequeña y dos estatuillas de yeso: un San Jorge de colores fuertes y una Virgen Inmaculada de La Medalla Milagrosa cubierta con un manto celeste y blanco.
Parece triste, inconsolable.
Vecinos del barrio Santa Ana aseguran que una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa llora lágrimas de sangre.
Lourdes, propietaria de la pequeña imagen, habló con El Tribuno Digital.
La primera vez que notó algo raro fue el 11 de este mes, día de la Virgen de Lourdes, casualmente. “Noté que los ojos se le habían puesto negros”, contó.
“Fue un día como cualquier otro”, dijo.
“Por la mañana la revisé y ya la le ví algo malo”.
Estaba viendo televisión cuando comenzó a sentirse mal.
Tuvo la imperiosa necesidad de ver cómo se encontraba la Virgen.
Le gritó a su madre para que la mirara.
Ahí lo vio por primera vez.
Una lágrima roja rodaba por la mejilla de la imagen de menos de treinta centímetros.
Desde ese día la imagen comenzó a cambiar las expresiones de su cara y la posición de su cabeza.
Las fotos la muestran con la boca abierta o en posición de plegaria, con la cabeza reclinada.
“Es impresionante ver cómo van variando las caras”, contó Lourdes emocionada.
“La Virgen está triste.
Cuando me la regalaron no tenía la cara así.
Tenía una cara muy bonita”, recordó Lourdes.
“Nos está enviando un mensaje.
Quiere que mejoremos como personas, pero que comencemos por hacerlo cada uno en su casa”, aseguró.
Desde que comenzó el fenómeno Lourdes y su familia afirman que los vecinos se acercan a rezar o simplemente a mirarla.
“Muchos sienten paz cuando llegan y están frente a ella”, relató.
Lourdes recordó que a la imagen se la regaló una amiga una semana antes del 8 de diciembre de 2010, día en que se celebra el día de la Virgen.
“Desde aquel momento siento que somos amigas”, dijo.
El barrio se fue enterando de las novedades.
Cuando El Tribuno dejó la casa de Lourdes varios vecinos aguardaban para ver a la Virgen.
Cuatro chicos la miraban absortos y rezaban.
“No es que sea muy devota.
Siempre la vi como una amiga”.
El tribuno.
Viernes 18 de Febrero de 2011 Salta