lunes, 7 de diciembre de 2009
CAMINO DEL INCA EN LA QUEBRADA DE LAS CONCHAS
lunes, 30 de noviembre de 2009
LOS NIÑOS DEL VOLCAN LLULLAILLACO
"...concluido con la fiesta, llevaban las capacochas que cabía al Cuzco a la huaca de Huanacauri o a la casa del sol, y adormeciéndola, la bajaban a una cisterna sin agua, y abajo en un lado hecho depósito, la emparedaban viva, adormecida...
Todavía a muchas personas les cuesta creer y se preguntan si las "momias" son de verdad.
En el esperado número de noviembre de la Revista National Geographic una de las estatuillas del ajuar funerario se ganó la tapa.
Finalmente se pudo ver con cierto detalle los cuerpos congelados y parte de los enseres que estuvieron soterrados durante siglos en la gélida morada, cerca del sol.
"Sembrar muertos para cosechar vivos" decían los Incas, pero ¿cuál será la verdadera interpretación de estos rituales religiosos donde se sacrificaban seres humanos?
Existen varias hipótesis que intentan explicarlos, pero el verdadero significado posibleente nunca lo sepamos.
¿Qué significa Llullaillaco?
Aparentemente se trata de un nombre compuesto por dos palabras.
Según el diccionario quechua de Gonzalez Holguin (1608), "Llulla" significa mentira, cosa engañosa, y aparente y vana o falsa.
Yaku o llaco quiere decir agua, o sea, la aguada del engaño..
Es sabido (para los andinos) que las montañas representan grandes reservorios de agua; es allí donde se producen las precipitaciones en forma de nieve, y es el lugar desde donde "milagrosamente" brotan las vertientes con el vital elemento.
Prácticamente no existen montañas que no posean surgientes de agua durante todo el año, menos aún si se trata de grandes macizos, como es el caso del majestuoso Llullaillaco.
Cuanto más alta es una montaña más importante suele ser su vertiente.
Ocurre que este volcán puneño carece de la vertiente que de él se espera.
Las recientes exploraciones realizadas en la expedición que produjo el hallazgo de las momias, indicaron que existe una "línea o cota de agua" ubicada entre los 5.500 m y 5.800 metros, donde se contabilizaron alrededor de ocho lagunas pequeñas que ofrecen el cristalino y vital líquido.
Desde el punto de vista material y ante la evidencia geográfica, esta interpretación del origen del nombre tiene bastante solidez, ya que sin duda se trata de una montaña que engaña y miente respecto al agua.
Existe otro tipo de interpretaciones respecto al topónimo Llullaillaco, que son más o menos creíbles o comprobables.
Del mismo diccionario de González Holguin se puede obtener otra posible interpretación.
Tenemos que Llullu se refiere a "una cosa tierna que nace o crece antes de endurecerse", según el investigador Johan Reinhard "Esto podría referirse a Llullaillaco como un volcán activo, donde la lava fluye como agua y luego se endurece" (Reinhard 1994).
El investigador Dick Edgar Ibarra Grasso propone como interpretación del topónimo el de "Montaña del Diablo", ya que este ser, es exclusivamente mentiroso.
Para él "yacu" (agua) no forma combinación normal con la raíz "Llullay" (infinitivo del verbo mentir), razón por la cual se debe buscar el significado en "llacu" y no en "yacu".
"Lla" es una partícula que significa que "se hace exclusivamente una cosa".
Llullaylla significaría entonces "exclusivamente mentiroso"; "cu", opina el investigador, "es partícula que significa el estado".
Por último, se puede considerar como posibilidad, lo mencionado por Felipe Guamán Poma de Ayala, en su obra "Nueva Crónica y Buen Gobierno", de fines del siglo XV y descubierta en 1908.
En la sección destinada a "Ritos y Ceremonias", Guamán Poma, habla de los "Hichezeros de Zueños" (p.253), los cuales eran llamados LLULLALAICA UMU; entre otras cosas dice "otros hichezeros hablan con los demonios y chupan y dizen que sacan enfermedades del cuerpo y que saca plata o piedra o palillos o guzanos o zapo o paxa o mays del cuerpo de los hombres y mugeres.
Estos dichos son falsos hichezeros; engaña a los yndios ydúlatras." (op.cit.).
Estos hechiceros de los sueños, brujos mentirosos, falsos o hechiceros del fuego, realizaban sus actividades en los adoratorios o lugares sagrados, tales como apachetas, montañas, vertientes u otros lugares del espacio geográfico consagrados socialmente para tal fin.
La investigadora María Cristina Bianchetti, en su libro "Cosmovisión natural de la locura" dice "El Llullallaica Umu basaba su inspiración en el fuego; y como sacerdote presidía las ceremonias dedicadas al sol, la luna y el lucero.
[...] ...trabajaba en las cuatro áreas del imperio y realizaba sus ofrendas a través del fuego, posibles luminarias encendidas en las montañas o en las pampas de la Janca,..." (p.33).
Si el Llullallaica Umu presidía las ceremonias dedicadas al sol, realizaba sus ofrendas en las montañas y apachetas, y encendía luminarias en los cerros, se puede pensar que el topónimo Llullaillaco, se refiere a esos hechiceros de los sueños, aparentemente tan importantes para los rituales precolombinos.
¿Las momias del Llullaillaco son únicas en la provincia de Salta?
Sobre este tema es necesario aclarar que Salta es la provincia argentina que posee la mayor cantidad de momias (mejor dicho cuerpos congelados) rescatadas de las altas cumbres, sumando un total de seis cuerpos sobre ocho existentes en el país.
El primer hallazgo de momias de altura se produjo en 1905, sobre la cima del nevado de Chañi a 5.900 metros de altura (límite entre Salta y Jujuy).
Ocurrió durante una expedición dirigida por el Teniente Coronel E. Pérez, que rescataran de la cumbre el cuerpo momificado de una criatura de unos cinco años de edad, envuelta en varias mantas de vivos colores y algunos objetos de madera y cerámica que formaban parte del ajuar funerario.
Esta momia fue donada en ese momento al Museo Etnográfico de Buenos Aires, en cuyo depósito permanece hasta la actualidad.
Entre 1920 y 1922, de las altas serranías cafayateñas, al sur de la provincia de Salta, se extrajo de una de las cumbres del cerro Chuscha (5.100 metros), el cuerpo momificado de una niña con un rico ajuar funerario.
Esta momia -llamada entonces la Momia de los Quilmes- por el profesor Amadeo Sirolli, tras haber estado varias décadas "desaparecida", reapareció en un museo privado de la localidad de Martínez en la provincia de Buenos Aires, donde es exhibida en la actualidad.
En 1974 a escasos metros de la cima del volcán Quehuar, sobre los 6.100 metros de altura y en el interior de una gran estructura, el Director del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña de San Juan (CIADAM), Antonio Beorchia Nigris descubre el cuerpo momificado de un niño, el cual intenta recuperar del duro y congelado suelo sin tener éxito.
Años después saqueadores y buscadores de tesoros dinamitaron el sitio y destruyeron gran parte del cuerpo momificado.
En 1999, la expedición dirigida por el doctor Johan Reinhard de EEUU, el arqueólogo peruano José Antonio Chávez, y la arqueóloga argentina María Constanza Ceruti, quienes junto a un equipo de estudiantes de arqueología peruanos y argentinos rescataron parte del cuerpo que había sido profanado violentamente.
El mismo está siendo conservado en un freezer para futuras investigaciones.
Finalmente en 1999 el equipo del Dr. Johan Reinhard, co-dirigido por la Lic. María C. Ceruti, ubicó y rescató de la cima del volcán Llullaillaco, a 6.730 metros de altura, tres cuerpos de niños congelados con un hermoso y rico ajuar funerario que no había sido profanado.
El excelente estado de conservación de los mismos indica que estas son las más importantes en este sentido, los estudios que se realizarán arrojarán mucha y valiosa información sobre nuestros antepasados americanos.
¿Por qué y cómo fueron sacrificados los niños?
"...decía la muchacha acaben ya conmigo que para fiiestas (sic) bastan las que en el Cuzco me hicieron; lleváronla a un alto cerro, remate de las tierras del Inga, y hecho el depósito la bajaron a él y emparedaron viva". (Hernández Príncipe, 1601).
La precedente cita de Hernández Príncipe, un sacerdote extirpador de idolatrías de la época de la colonia, es bastante ilustrativa y está referida a la historia de Tanta Carhua, una joven aclla (elegida, virgen del Sol, mujeres especialmente preparadas para casarse con el Inca o cumplir otros roles sociales jerárquicos del sistema político imperial, incluido el de ser ofrendadas en honor al Sol-Inca) que fue sacrificada (enterrada viva) en lo alto de una montaña con motivo de la fiesta de la Capacoha o fiesta de los sacrificados, la cual se celebraba en el Cuzco durante la conmemoración estatal incaica en honor al sol, o sea el Inti Raymi.
No sabemos si los niños del Llullaillaco fueron sacrificados en este contexto, pero los relatos nos acercan bastante a una posible analogía o interpretación.
Se sabe a través de la Historia Comparada de las Religiones, que las personas sacrificadas eran seres "elegidos" como ofrendas para el mundo de los dioses, o bien como mensajeros para el "Más Allá", de allí que estén munidos de alimentos calzados y prendas para el "viaje celestial" (Schobinger, 1998).
Veamos entonces cómo era la ceremonia de la capacocha o capac-hucha.
Las acclla-capacochas viajaban centenares de kilómetros con destino al Cuzco y representaban a cada una de los cuatro suyus o "provincias" que conformaban el Tahuantinsuyu.
Transitaban por los sólidos caminos construidos por el vasto imperio, acompañadas de las huacas (ídolos o dioses adorados) más importantes de su tierra natal, integraban además la cohorte los curacas y representantes más notables (políticos y religiosos) de las provincias conquistadas.
Una vez en el Cuzco, las acllas adoraban al Sol, al Rayo y las momias de la dinastía real que eran los principales dioses.
Algunas acllas eran sacrificadas allí en honor al Sol, el resto, una vez concluidos los rituales políticos-religiosos, emprendían la retirada rumbo a su lugar de origen, donde finalmente, y en el marco de una gran celebración regional, sus vidas eran cedidas al astro rey.
Tanta Carhua, vestida como una reina ascendió junto a su séquito hasta lo alto de la montaña, allí la esperaba su última morada.
Fue adormecida con una bebida especial para la ocasión -tal vez con alcohol de chicha con otra sustancia- y depositada en su gélido mausoleo de roca junto a un suntuoso ajuar.
Una vez sellado el sepulcro y realizados todos los rituales a la usanza cuzqueña, los participantes de esta trascendental ceremonia descendían hasta sus respectivos lugares de origen.
Caque Poma, el padre de Tanta Carhua, por haber concedido su única y pequeña hija al Sol fue agraciado por el Inga, y por ello ascendido a una mayor jerarquía, papel que era extensivo para su gente y descendientes futuros.
Por su parte, Tanta Carhua, en su elevado y gélido santuario se deificó, transformándose en una huaca digna de veneración y sublime respeto, que protegía y custodiaba a toda la provincia y su vulgo.
Desde ese momento la montaña ya no fue la misma de antes, se sacralizó, quedó impregnada de un gran significado religioso, social y político, sus fuerzas se magnificaron y los beneficios redundaron en toda la población que la tenía como huaca.
¿Por qué en la cumbre de una montaña?
Las montañas fueron y son veneradas por muchas culturas en el mundo entero.
Breve y vulgarmente podemos decir que se está más cerca del cielo, donde por lo general es la morada de los dioses.
Pero profundicemos un poco sobre este tema, nuevamente teniendo en cuenta la Historia Comparada de las Religiones.
Los hombres, independientemente del lugar geográfico, organizan su espacio, lo consagran, lo cargan de significado.
Elementos naturales, acorde a las necesidades del momento, cobran mayor o menor relevancia, se crea una distinción entre lugares comunes, "profanos", diarios; y lugares "sagrados", únicos, mágicos, de uso ocasional-especial.
Entonces apreciamos que un objeto sufre una transformación sin dejar de ser él mismo ya que continúa interactuando en la naturaleza (Elíade, 1994).
Una montaña -como el ejemplo de Tanta Carhua o el mismo Llullaillaco- se sacraliza y sigue siendo una montaña, nada aparentemente la diferencia de las demás.
Pero, para quienes la sacralizaron, su realidad de montaña se transmuta en realidad sobrenatural, dejando de ser lo que era y cobrando un simbolismo particular.
Ya no está en el caos del universo, está marcando un punto fijo, un lugar en el espacio.
Esta creación social del espacio es una constante en las diferentes culturas, quienes crean y recrean el "Centro del Mundo", traspolando y reproduciendo este modelo o imagen de mundo ideal en diferentes escalas y lugares.
En esta organización o recreación del centro del mundo existen elementos que vinculan lo celestial con lo terrenal, "lo sagrado con lo profano" (Elíade, op. cit.).
Uno de estos elementos es justamente la montaña, tratándose de un fenómeno mas generalizado de lo que se suele pensar, ya que casi todas las regiones montañosas del mundo, poseen picos sagrados que son venerados a través del tiempo.
La idea generalizada parece ser que, señalan el punto mas alto del mundo (el mundo de cada cultura, el centro del mundo); en ese punto elevado se está mas cerca de los elementos adorados (sol, luna, rayos, arco iris, nubes, etc..); desde allí se tiene otra visión y perspectiva, impensada para la gente del llano.
Ascender, significa trasladarse a otro nivel, estar en otro plano (no solo geográfico, sino también simbólico), penetrar en una especie de "región pura" o "sagrada" que trasciende al mundo profano.
Estos lugares se transforman en "santuarios" o "puertas de los cielos", lugares de tránsito entre el cielo y la tierra, donde el espacio y el tiempo se sacralizan.
En su calidad de posibles mensajeros de los dioses, estos niños sacrificados en una de las cumbres más elevadas de los Andes, se encuentran en el punto ideal de partida para el encuentro con los dioses.
El culto a las montañas fue denominado "El fundamento principal de la cultura andina", al proporcionar una unidad cultural subyacente a los pueblos andinos (Bastien 1978).
Su antigüedad es obvia, ya que los rasgos básicos del culto a las montañas se han encontrado a través de todos los Andes, fue señalado en las fuentes históricas más tempranas y en las leyendas, está basado en sólidas observaciones ecológicas y se ha mantenido hasta el día de hoy con muy pocos cambios a pesar del proselitismo Cristiano.
Los descubrimientos relacionados con el culto a las montañas han probado ser aplicables también a antiguos centros ceremoniales ubicados en el llano" (Reinhard 1983).
¿De dónde vinieron los niños?
Todos los objetos que formaban parte del ajuar funerario pertenecen a la nobleza Inca, esto hace pensar que la procedencia de los niños haya sido la capital del Imperio incaico en el Perú.
Cabe la posibilidad que se hayan trasladado desde su lugar de origen hacia el Cuzco para la celebración de la Capacocha y regresado para ser sacrificados en la cima del volcán, no obstante, aparentemente no existen prendas ni objetos de culturas locales que apoyen esta suposición.
Por ejemplo, en la publicación de la National Geographic se puede apreciar un textil de brillantes colores, combinando el rojo, azul, verde y amarillo, en diferentes formas y figuras geométricas típicamente incaicas y que el autor del artículo se refiriera a tales motivos como la "clave Inca", donde hay información registrada.
Este unku (especie de camisa sin mangas) que se encontraba sobre el hombro de la niña mayor parece provenir, o por lo menos tener relación con los grupos de la costa peruana, ya que un textil idéntico (unku) fue hallado en la costa central del Perú y fechado entre 1500-1534 d.c., el que seguramente perteneció a algún alto dignatario del Inca.
Posiblemente ese sea el lugar de origen de uno de los niños.
Todavía no se realizaron estudios ni análisis comparativos de los textiles, estatuillas, keros (vasos de madera grabada), plumas, platos pato y otros elementos del ajuar funerario, con relación a otros ajuares de montaña o piezas que se encuentran en museos.
Los estudios de ADN que se realizaron indican que entre los niños no hay relación de parentesco, representando esto un dato importante y punto de partida para el planteamiento de hipótesis de trabajo.
¿Qué es una momia?
Este último tiempo se habló suficiente de las momias, pero ¿qué es una momia?, el conocido Dr. Juan Schobinger quien más trabajó sobre este tema en el país nos dice: "Según la escueta definición del diccionario, se trata de "un cadáver que se deseca sin entrar en putrefacción".
En un diccionario inglés se precisa un poco más (refiriéndose a la palabra "mummy"), al decir que se trata de "un cuerpo animal o humano desecado por exposición al sol o al aire; también aplicado a un cadáver congelado, conservado en hielo prehistórico".
El proceso de momificación puede darse, pues, tanto en forma natural como artificial; el segundo caso corresponde a pueblos prehistóricos como los recolectores y pescadores de la costa norte de Chile, entre unos 5.000 y 2.000 a. C., así como históricos, siendo el caso más conocido de éstos el de los antiguos egipcios.
Esto respondía a creencias religiosas.
Se sabe que los Incas practicaban la momificación de sus soberanos.
Sentado en cuclillas sobre palanquines, eran llevados en procesión una vez al año por la ciudad de Cuzco.
En el caso de las momias de altura -como la del Aconcagua- (y las del Llullaillaco), los factores que llevaron a su conservación han sido el frío y la sequedad del aire.
Si bien se trata de momias naturales, no hay dudas de quienes practicaban estas ceremonias conocían perfectamente este proceso, y su ubicación en alturas de más de 5.000 metros respondía al deseo de conservación de este cuerpo, convertido -por la acción ritual del sacrificio humano- en huaca, es decir, en objeto y lugar sagrados." (Schobinger. 1995).
¿Cómo es el proceso de momificación?
Para que un cuerpo se momifique en forma natural es necesario que se evapore (rápidamente) el agua contenida en sus tejidos, hecho que permite que los órganos conserven su forma original.
Al estar privados de agua, los gérmenes responsables de los procesos de putrefacción se ven prácticamente imposibilitados de actuar, razón por la cual estos cuerpos momificados se mantienen casi idénticos durante mucho tiempo, siempre y cuando se conserven las condiciones citadas.
El mayor o menor grado de conservación de los cuerpos responde a una serie de características intrínsecas y extrínsecas, por lo que no existe una regla única o un patrón que se cumpla exactamente en todos los casos.
Para graficar lo antedicho, cada montaña o lugar donde se produjo el proceso de momificación natural tiene características únicas e irrepetibles, dependiendo de la humedad, temperatura, cantidad y tipo de precipitaciones, vientos, altura sobre el nivel del mar, salinidad, condiciones químicas del terreno, y muchas otras más, sin tener en cuenta las intrínsecas que son más complejas aún.
Los doctores Leopoldo López Gómez y Juan Gisbert Calabuig, en su "Tratado de Medicina Legal" (1967) abordan con sumo detalle los aspectos técnicos del proceso de momificación natural en los cuerpos humanos, datos precisos que arrojan luz y clarifican el panorama a los neófitos que poco conocemos del tema.
Los profesionales dicen al respecto: "La momificación natural comienza en las partes expuestas del cuerpo, tales como la cara, manos y pies, extendiéndose luego, sucesivamente al resto del cadáver, incluso los órganos internos.
Conforme van afectándose las partes, se observa cómo se encogen y asumen una coloración parda, que muestra todas las transiciones desde el pardo claro hasta el negro, lo que depende de que los tejidos estén anémicos o congestionados.
Por la contracción de la piel, algunas de las células adiposas del tejido subcutáneo estallan y la grasa líquida es forzada en el tejido dérmico, que se hace más o menos traslúcido.
El globo ocular pierde su turgencia y, por tanto, su forma redondeada, haciéndose fláccido. Los órganos internos se hacen duros, se encogen de tamaño y toman igualmente una coloración pardo-oscura a negra". (...)
"El cuerpo entero disminuye de volumen, pierde peso y se hace tieso y quebradizo; si el cadáver momificado no está protegido puede quedar preservado durante muchos años.
La totalidad del proceso de momificación tiene lugar en un período de uno a doce meses, lo que depende de las condiciones ambientales y del volumen corporal; el período más corto descripto hasta el momento para un adulto ha sido de diecisiete días.".
En América precolombina -en lo que a procesos de momificación se refiere- existió una difundida tradición, con raíces temporales muy profundas.
Pensemos solamente en las momias Chinchorro del árido norte chileno, las cuales son por lejos (2.000 años aprox.) más antiguas que las egipcias y con técnicas de momificación artificial nada envidiables.
Se sabe que los Incas le rendían culto a sus difuntos, quienes eran momificados artificialmente y cuidados como si estuviesen vivos en las Panacas.
Obviamente que conocían a la perfección las diferentes técnicas aplicables para la conservación de los cuerpos. Pensar que el buen estado de conservación de las momias halladas en las altas cumbres andinas es fruto de la casualidad, es ignorar toda una tradición muy antigua y difundida de los pueblos andinos.
Hallazgos de momias en los Andes. Pasado, presente y futuro
Los descubrimientos de cuerpos congelados y santuarios de altura en las altas cumbres andinas se vienen produciendo desde hace un siglo, pero recién en los últimos cinco años, éstos, dejaron de ser "hallazgos" casuales de arrieros o montañistas, para convertirse en hallazgos causales producidos por profesionales arqueólogos a través de excavaciones sistemáticas y fuertes financiaciones.
El siguiente listado reproduce la cronología de los descubrimientos de cuerpos congelados en la cordillera de los Andes:
AÑO MONTAÑA UBICACIÓN OBSERVACIONES
1896 y 1898 Chachani Sur de Perú Saqueado y perdido
1905 Chañi Salta-Jujuy / Argentina
1922 Chuscha Salta / Argentina
1954 El Plomo Chile Central
1963/1965 Pichu Pichu sur de Perú
1964 El Toro San Juan/Argentina Dr. Juan Schobinger
1965 Coropuna (sur de Perú) Dinamitad
1974 Quehuar (Salta/Argentina) Dinamitado/Extraído en 1999
1977 Esmeralda (Norte de Chile) 2 cuerpos
1985 Aconcagua (Mendoza) Dr. Juan Schobinger
1995 Ampato (sur de Perú) 4 cuerpos Reinhard-Chavez
1996 Sara Sara suroeste de Perú) (Reinhard-Chavez
1998 Misti (sur de Perú 6 cuerpos Reinhard-Chavez
1999 Llullaillaco (Salta/Argentina) 3 cuerpos Reinhard-Ceruti
Los datos precedentes nos indican que durante un siglo se produjeron hallazgos de cuerpos congelados en 14 montañas, 6 argentinas, 2 chilenas y 6 montañas peruanas, de las que se extrajeron un total de 25 cuerpos.
De los catorce hallazgos solo seis fueron excavaciones dirigidas por profesionales.
De los 25 cuerpos, 15 se extrajeron en los últimos 5 años.
Desde 1896 hasta 1985, se extrajeron 9 cuerpos en toda la cordillera, entre 1995 y 1999, la cantidad de cuerpos extraídos ascendió a 15.
En Perú, en el lapso de 4 años se extrajeron 11 cuerpos.
Todas estas expediciones fueron financiadas por la National Geographic, una revista de divulgación con una tirada de millones de ejemplares, distribuidos por todo el mundo en varios idiomas, sin contar las páginas web de Internet, al cual tienen acceso mayor cantidad de personas.
Indudablemente el casual encuentro del cuerpo de "Juanita" en el nevado de Ampato y las posteriores excavaciones en esa montaña del sur de Perú, marcan un hito trascendental en la historia de la arqueología de alta montaña.
Tan trascendental e importante como peligroso, en lo que a protección del patrimonio se refiere.
La desmedida difusión periodística que tiene este tipo expediciones y hallazgos, pone en peligro el legado patrimonial que durante siglos permaneció en las altas cumbres andinas.
Nadie duda de la importancia científica del hallazgo, ni de la cantidad de información que aportan y aportarán las excavaciones sistemáticas en los santuarios de altura, tampoco sobre la labor de los profesionales responsables de tales trabajos; pero para aquellos que se preocupan y trabajan por la conservación y preservación del patrimonio arqueológico (me incluyo), el panorama resulta ser no muy prometedor.
Hasta 1985, como se dijo anteriormente, los hallazgos fueron fortuitos y las intervenciones de los arqueólogos (1964 y 1985: Dr. Schobinger) se realizaron siguiendo las técnicas de la llamada Arqueología de Rescate, donde de manera expeditiva se extraen los objetos arqueológicos de su contexto, registrando con el mayor grado de detalle posible la información de la excavación.
Luego del descubrimiento de "Juanita", se habla de una "Arqueología de Rescate Preventivo" (Ceruti, 1999), donde se intenta rescatar los objetos arqueológicos en su contexto original, antes que saqueadores los destruyan.
La actividad de los saqueadores o huaqueros no tiene descanso ni mayores impedimentos, pero en el caso concreto de la provincia de Salta en el noroeste argentino, la profanación de santuarios de altura (de acuerdo a investigaciones personales) está circunscripta en el tiempo y el espacio, habiéndose detenido hace aproximadamente una década.
Al decir que se "detuvo" se está haciendo referencia a sitios que fueron dinamitados o excavados (entre las décadas de 1970 y 1980) como el caso del Volcán Quehuar, el nevado de Acay, el cerro Saladillo, el cerro Macón, el volcán Socompa y el nevado de Castillo, entre los más alterados y conocidos.
Si realizar una excavación de "Rescate Preventivo" ocasiona tal revuelo en la sociedad, y el patrimonio se transforma en un botín de intereses políticos y económicos de diferentes sectores y despierta la codicia popular que hipoteca el legado nuestros antepasados, uno debe preguntarse
¿no es peor el remedio que la enfermedad?.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
LOS INCAS: COMUNICACION Y CONTROL TERRITORIAL
"Conocedores profundos de la orografía del país, y de los puntos visibles para la conexión visual de quebrada a quebrada y de valle a valle, las hogueras encendidas en el Cuzco iban transmitiendo la noticia sobre las cumbres andinas hasta llegar a los extremos límites del territorio." (Emilio Romero, 1949).
A medida que avanzan las investigaciones científicas en torno a la cultura incaica en particular y preincaicas en general van evidenciando diferentes aspectos que sorprenden y maravillan a investigadores y público en general.
La cita del Dr Romero es bastante frecuente en las crónicas legadas por los conquistadores ibéricos, no obstante, pocas veces la información histórica puede ser corroborada con evidencias arqueológicas.
Hace varios años que un grupo de investigadores salteños venimos trabajando sobre el período Tardío e Inca y los resultados que estamos obteniendo enriquecen notablemente el relativamente escaso conocimiento que se tiene sobre los habitantes prehispánicos americanos.
Uno de esos descubrimientos y motivo del presente artículo trata sobre ciertas estructuras ubicadas sobre lomadas en torno al camino imperial que posiblemente sirvieron, como dice el Dr Romero, para transmitir una noticia, o bien, para controlar el movimiento de las personas que estaban bajo el dominio inca.
Sobre las serranías ubicadas al oriente de la Quebrada del Toro, en el Departamento de Rosario de Lerma, Salta, se encuentra un importante tramo de camino incaico que fue dado a conocer al mundo científico por el arqueólogo sueco Eric Boman a principios del siglo XX.
A lo largo de 70 Km hemos descubierto lo que suponemos una secuencia completa de sitios asociados al camino del Inca, que posee una continuidad prácticamente ininterrumpida y escaso deterioro de origen antrópico.
En el recorrido, sobre la margen izquierda de la Quebrada del Toro, registramos un total de veinticinco nuevos sitios arqueológicos, asimismo estructuras con relación directa e indirecta al camino, sobre las cuales no encontramos información en la bibliografía revisada, lo que motivó que generáramos hipótesis sobre su posible funcionalidad.
Puestos de observación en el camino del Inca
El camino del inca transcurre en sentido Norte-Sur por las faldas de las serranías de Chañi sorteando numerosas quebradas y cárcavas por un terreno ondulado y semidesértico, poblado de cardones.
Sobre las lomadas ubicadas hacia ambos lados del camino y en forma alternada detectados unas pequeñas estructuras arqueológicas, de forma circular y asociadas a mojones de roca de variadas dimensiones.
Entre las cumbres de cada lomada hay una distancia promedio de 150 metros, pudiendo establecer un contacto visual optimo.
De haber estudiado estos sitios en forma aislada, no se hubiese podido aportar mayor información ya que deben ser entendidos en su totalidad contextual y dinámica.
Si bien no existe información sobre esta clase de sitios o similares en la bibliografía consultada, y sabemos que no es conveniente en arqueología adscribir o nominar un artefacto o sitio, en primera instancia por su función, consideramos esta posibilidad (interpretarlos como puestos de observación-comunicación) dada las características de los mismos y apoyados en fuentes históricas y una serie de actividades de experimentación.
Experimentaciones arqueológicas
Proponemos como hipótesis, la posibilidad que estos sitios pequeños hayan cumplido la función de puestos de observación o de comunicación visual, apoyándonos en una serie de experiencias realizadas en el terreno en el transcurso de diferentes campañas y tramos del camino incaico.
La experimentación consistió en que dos o más personas se ubicasen simultáneamente en diferentes sitios, tratando de establecer algún tipo de comunicación entre ellos.
Inicialmente se realizaron emisiones de diferentes tipos de sonidos, como gritos, silbidos, golpes con rocas, incluyendo el empleo de una trompeta que intentó reproducir el sonido del pututu que utilizaban los chasquis.
Los resultados obtenidos nos sugieren que este sistema pudo utilizarse sólo en condiciones atmosféricas especiales, debido a factores condicionantes como presencia y dirección del viento.
Por otra parte realizamos experiencias de carácter visual.
En primer lugar hicimos señas mediante movimientos de brazos, resultando positivo sólo en los sitios próximos entre sí, ya que a una distancia superior a 200 metros aproximadamente, los brazos se hacen prácticamente imperceptibles.
Asimismo se estableció contacto visual con espejos.
Finalmente, haciendo flamear prendas de vestir a modo de bandera.
En estos dos últimos casos las pruebas fueron positivas.
Esto podría vincularse con la posibilidad de codificar o significar las señales visuales, pudiendo de esta manera establecer una comunicación breve, rápida y efectiva.
Las pruebas con utilización de espejos, si bien son positivas están limitadas por el horario y la nubosidad.
Experimentación arqueológica: Espectro visible de los puestos de observación, experimentación de comunicación visual entre sitios (escala humana exagerada).
Los sitios identificados como de "comunicación visual o puestos de observación", tienen una continuidad en el contexto arqueológico que cubre todo el tramo estudiado (Morohuasi-Incahuasi) y su potencial de comunicación visual se refuerza debido a la presencia de todos los otros sitios estudiados.
Esto sugiere que un mensaje visual pudo recorrer las decenas de kilómetros que abarca el tramo estudiado en cuestión de minutos.
Esta propuesta de la comunicación visual da apertura a un nuevo campo en la interpretación de determinados sitios pequeños y aparentemente aislados, tan frecuentes en la región montañosa del Noroeste argentino, los cuales son interpretados por algunos investigadores como "lugares sacralizados prehispánicos" o de culto, para la "utilización ritual de montañas andinas de mediana altura".
Estos puestos de observación, desde los cuales pudo ser posible establecer una comunicación visual, es factible que cumplieran también el rol de puntos estratégicos para la vigilancia y el control.
Nuestra hipótesis de la comunicación visual, se refuerza con un valioso aporte de Emilio Romero, quien expresa que los Incas eran "Conocedores profundos de la orografía del país, y de los puntos visibles para la conexión visual de quebrada a quebrada y de valle a valle, las hogueras encendidas en el Cuzco iban transmitiendo la noticia sobre las cumbres andinas hasta llegar a los extremos límites del territorio." (Romero, 1949).
En los sitios propuestos como "puestos de observación", ubicados a escasa distancia entre ellos, no debe haber sido necesario encender fuego para comunicarse, salvo de noche, ya que las personas se pueden divisar de puesto a puesto.
Lo interesante es que la documentación histórica demuestra la existencia de un sistema de comunicación visual a través del fuego, que posiblemente se haya empleado para ocasionales comunicaciones nocturnas.
Señales luminosas se pueden concretar durante el día mediante el uso de superficies espejadas, ahorrando tiempo y combustible en una zona donde la madera es muy escasa y la heliofanía elevada.
¿Los Incas despoblaron Santa Rosa de Tastil?
La cantidad de sitios con rasgos y estructuras interpretados como puestos de observación o comunicación visual, ubicados a lo largo de casi 70 kilómetros de un tramo de camino incaico en la Quebrada del Toro, sugieren que se trató de un sector muy controlado por el Estado que dominaba casi todo el mundo andino.
Pese a las características semidesérticas del lugar, es evidente que la situación fue diferente hace algunos siglos, revistiendo cierta importancia productiva y vinculándose directamente con sitios arqueológicos de los períodos Tardío e Inca, posiblemente con alta densidad poblacional o importancia administrativa, como Ojo de Agua, Morohuasi, Santa Rosa de Tastil, Incahuasi, Potrero de Castilla y Chivilme entre otros.
Consideramos que la presente investigación abre un nuevo panorama para la resignificación e integración de los datos e investigaciones a escala regional, con relación a los sitios nombrados, proponiendo, a modo de hipótesis (a desarrollar en futuros trabajos), que los Incas al dominar la región de la Quebrada del Toro sometieron a las diferentes poblaciones, ubicadas sobre la cota de los 3.000 metros de altura s.n.m., obligándolas a entrar en el sistema tributario estatal y, por lo tanto, a realizar diferentes tareas relacionadas con las actividades económicas, militares y administrativas, entre las que podemos destacar la construcción y mantenimiento de caminos, tambos y estructuras específicas ordenadas por el Estado, asimismo actividades productivas relacionadas con los recursos mineros y agrícolas de la zona.
Uno de estos poblados que posiblemente se vio afectado por la presencia Inca sería Santa Rosa de Tastil, hasta convertirse en un despoblado.
Pensamos que en el tramo estudiado y la región en general pudo existir una estrategia del control territorial, y que la misma consistió en una ocupación y gobierno directos del poder imperial sobre los territorios de las unidades dominadas.
Esto tenía como consecuencia que el Estado asumía la responsabilidad del mantenimiento de la seguridad del territorio imperial y su gente.
Al ejercer el poder de manera directa, las estrategias de extracción y de control del territorio adquieren mayor importancia e implica mayores gastos para el estado.(D'Altroy, 1987).
Esto permite una mejor comprensión de la región.
La misma está vertebrada por el camino del inca, con sitios jalonados cada 1 o 2 kilómetros, asociados con puestos de observación o comunicación visual ubicados en lomadas paralelas al camino, desde donde se tiene un amplio dominio visual y se articula con caminos laterales que se dirigen hacia las minas, campos de cultivo y corrales. Constituye, por ello, un espacio directamente controlado por las autoridades estatales incaicas, que requirió del trabajo de las poblaciones locales, entre ellas, probablemente Tastil.
El Gobernador de los caminos reales.
Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala, nativo bilingüe (1540-1620), cronista de la época colonial.
domingo, 22 de noviembre de 2009
EL MATRIMONIO EN TIEMPO DE LOS INKAS
El matrimonio es una institución que ordena la reproducción en la sociedad a través de uniones legítimas y relativamente estables entre dos o más personas, concertando alianzas y relaciones de parentesco en el seno del grupo.
La llegada de los Inkas a los nuevos territorios anexados al Tawantinsuyu implicó una serie de modificaciones en las costumbres y tradiciones locales, no tanto en su contenido como en su forma, pues el nuevo orden geopolítico ejercía el control total sobre la población.
El casamiento era el estado normal del hombre adulto incluyendo a los sacerdotes.
Los Inkas tenían una esposa principal o legítima y variable número de concubinas, dependiendo la cantidad de éstas últimas del status social, jerarquía política y económica del esposo, pero todo controlado por el estado.
El novio recibía a la novia de manos del monarca inkaico o algún representante suyo, solo así convertía a su esposa en legal.
Las edades fijadas para el casamiento oscilaban entre los 15 y 20 años para los hombres y un poco menos para las mujeres.
Las mujeres de los monarcas o kurakas salían de las akllahuasis (casa de las escogidas) y se procuraban los casamientos entre parientes.
Todas las mujeres que no tenían marido permanecían como “depósito” o “reserva” hasta que el inka decidía a quien las entregaba.
Una modalidad curiosa de matrimonio lo constituían los casamientos infantiles efectuados entre los hijos de los kurakas, cuyas edades oscilaban entre los 5 y 9 años.
Otra variante de casamiento regido por el estado era el que se efectuaba entre impedidos, así se casaban entre ciegos, cojos, malformados, etc.
La virginidad no fue apreciada nunca, y en tal sentido el cronista Bernabé Cobo nos comenta que “la virginidad era vista como una tara para la mujer, pues el indio consideraba que solamente quedaban vírgenes las que no habían sabido hacerse amar por nadie”.
sábado, 21 de noviembre de 2009
LA ASTRONOMIA EN EL TIEMPO DE LOS INKAS
Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala, nativo bilingüe (1540-1620), cronista de la época colonial.
“Astrólogo pveta qve save del ruedo del sol y de la luna y de estrellas y cometas ora, domingo y mes y año y de los quatro uientos del mundo para sembrar la comida desde antigua.” (Guamán Poma. 1615:883).
Los Inkas, como tantas sociedades contemporáneas y precedentes a ellos, desarrollaron una compleja cultura en la cual se relacionaban los elementos de la naturaleza, tanto terrestres como celestes.
El hecho de observar el cielo y regirse por la regularidad de los astros para las actividades agrícolas no es exclusivo de los Inkas.
viernes, 20 de noviembre de 2009
POR LOS CAMINOS DEL INKA
El Qhapaq ñan o Inka ñan (camino del Inca) era en realidad mucho mas que una simple vialidad que unía las diferentes geografías y ecosistemas del Tahuantinsuyu, representaba la presencia simbólica del poder y autoridad del Estado Inca, cuyo uso era exclusivo de sus miembros, existiendo un riguroso control mediante puestos de observación y vigilancia distribuidos de manera equidistante y conectados visualmente entre sí.
Los caminos incaicos fueron erigidos con una finalidad práctica en función del tráfico pedestre de hombres (entre los que se encuentran los conocidos chasquis o mensajeros) y animales, es decir las llamas, que con su capacidad de transportar entre 30 y 40 Kg en su lomo, eran muy utilizadas para el traslado de minerales y productos de toda índole entre diferentes regiones del imperio.
A pesar de los miles de kilómetros en que se entretejen estos caminos arqueológicos existen similitudes constructivas que los hacen característicos y únicos.
El alto grado de sofisticación constructiva está representado por los puentes fijos, puentes voladizos de madera o roca, puentes colgantes, puentes flotantes, escalinatas, cables carriles, rampas y enormes taludes o paredes artificiales construidas sobre precipicios y laderas abruptas, a fin de mantener la línea del camino y el nivel altitudinal.
"Si en los llanos el camino real se reduce a simple remoción de obstáculos, en los parajes pantanosos lo hallamos embaldosados con grandes lajas, en las laderas calzado con pirca y en los acantilados de roca viva labrado primorosamente, sea en forma de escalones sea en rampa suave que permite el desfile de llamas y hombres cargados" expresaba el cronista Garcilaso.
Por su parte Cieza de León dice: "...que era menester cavar por las laderas en peña viva para hacer el camino ancho y llano; todo lo cual hacían con fuego y con sus picos.
La Legua Colonial equivale a 6,3 km, esto quiere decir que un tupu serían 9,45 km. aproximadamente.
Muchas son las elogiosas citas de los cronistas, exploradores y científicos sobre esta vialidad precolombina, de la cual cabe a esta altura agregar que no fue exclusiva de los Incas, pues las grandes culturas andinas como por ejemplo los Mochicas ya las poseían, pero fueron los Incas quienes mejoraron y adaptaron lo existente, construyeron otro tanto donde fue necesario y potenciaron toda la red vial con un sentido geopolítico y logístico estatal asombroso, hecho que no deja de sorprendernos y causar admiración.
CAMINOS INCAICOS EN SALTA
No es ninguna novedad comentar aquí sobre la existencia de caminos incaicos en el noroeste argentino, o tal vez si lo sea.
Sobre el fértil Valle de Lerma, las serranías adyacentes, los Valles Calchaquies y la lejana e inhóspita Puna se extienden y unen estos caminos arqueológicos generalmente sin ser advertidos por los caminantes.
Caminos de esta naturaleza y "santuarios de altura" fueron observados en montañas del NOA como el volcán Llullaillaco de 6739 metros, el Nevado de Chañi de casi 6000 m, el conocido Nevado de Acay de 5716 m, el volcán centropuneño Quehuar de 6130 m, entre otros, y solo por mencionar a los mas conocidos de una casi treintena de los andes salteños y alrededor de doscientos en toda la cordillera sudamericana.
Un investigador pionero de la "Vialidad Imperial de los Incas" (como se titula una de sus obras, publicada en 1963)
Estos caminos, especialmente los del valle de Lerma, con el tiempo se fueron transformando, mutando y desapareciendo debido al lógico incremento poblacional y a la mayor transitabilidad del valle, hoy, algunos de éstos constituyen rutas, avenidas o calles de la ciudad, otros fueron sacrificados a favor de la actividad agropecuaria.
Afortunadamente muchos tramos del camino imperial o sus arterias secundarias se conservan en los inhóspitos parajes de nuestra geografía, muchas veces no muy lejos de los caminos y rutas convencionales, esperando ser revalorizados, estudiados, transitados, conservados; pero se mantienen ocultos, vedados... o tal vez protegidos de la barbarie humana cuyo único y miope norte parece ser el dinero.
"...éste es el camino del Inca!" expresaba entonado el octogenario Agustín Padilla mientras acariciaba su famélico y también senil caballo, "...ellos tenían varios caminos por todo el cerro, uno va pa' Chorrillos y los valles Calchaquies después de pasar por la casa del Inca, otro pal Acay y los salares de la puna, pero éste, es el que baja pal valle de Lerma".
A varios kilómetros de este lugar doña Bernardina, mientras compartíamos un mate cocido y un agradable momento en el atardecer, nos comentaba con total naturalidad "...el camino de los incas baja de los cerros y pasa por la pampa derechito, derechito hasta el otro lado donde están las peñas grandes...y se acaba en el alto, allá en el Chañi".
"...decían los viejos del pueblo que por aquí los antiguos llevaban sal de los salares al valle de Lerma", afirmaba el robusto y curtido baquiano Quipildor en las proximidades de la estación ferroviaria Cachiñal; si revisamos la etimología del topónimo veremos la coherencia de lo dicho: en el idioma de los incas Cachi significa sal, y ñan camino.
Los caminos en nuestra geografía estuvieron asociados a la actividad minera en las zonas altas y a la agricultura en las bajas y donde el medio lo permitía, también a fuentes de aguas termales.
El explorador Alexander Humboldt dijo:
Muchas son las citas que se pueden mencionar, mas todo intento de describir la sublime imponencia de esos bellos caminos arqueológicos quizá resulte vano, pues verlos, caminarlos y sentirlos en los pies causa tal sensación que no hay palabras ni letras que basten.
Quiera el hombre en el futuro, a través de sus decisiones políticas, permitir la investigación, la puesta en valor, la conservación y difusión de este exquisito y amenazado legado cultural que ha pervivido hasta nuestros días, para que pueda ser disfrutado por todos, y en especial por las generaciones venideras, a las cuales nuestro egoísmo, masificación e irracionalidad los está llenando de NADA.
jueves, 19 de noviembre de 2009
LOS INCAS
Los datos que mejor concuerdan con los descubrimientos arqueológicos y antropológicos son los relatos que sitúan al nacimiento de los incas en las altas mesetas del Perú, al sur de Cuzco.
En el segundo ciclo (900 al 1200), se desarrolló junto al lago Titicaca la cultura Tiahuanaco.
La ciudad, que poseía imponentes construcciones y relieves, fue destruida por bandas de saqueadores en el año 900.
Un siglo después, una nueva civilización autóctona reanimó a Tiahuanaco, al borde de la cultura aymará sobre la ladera oriental de los Andes, mientras un pueblo nuevo, el de los incas, hacía su aparición.
LOS HERMANOS AYAR.
Se cuenta que en épocas remotísimas aparecieron en Pacaritampu, por las tres grutas de la colina de Tampu Tocco ("la casa de las ventanas"), cuatro hermanos llamados Ayar, con sus mujeres, y emprendieron, seguidos por sus primitivos "ayllus" (clanes) un largo peregrinaje hacia el norte.
Tres de ellos se fueron quedando por el camino convertidos en peñascos.; y el otro, llamado Ayar Mauco, llegó al fin con el resto de su gente a un valle fértil, donde emprendió la construcción del Cuzco.
Este fundador no era otro que Manco Cápac, y su mujer, Mama Ocllo: la pareja divina creada por el Sol.
Valcárcel ha ensayado una interpretación es esta leyenda como mito agrario de la quinua ("ayar) y la fecundación ("ojillo"), en busca de la tierra fértil.
Los hermanos Ayar, sus mujeres y sus ayllus sugieren el advenimiento de gente del sur que llega y domina el valle del Cuzco, aludiendo quizás a una remota invasión aymará que se enseñoreó entre las tribus de habla quichua (principio de si. XIII).
A ello se deba, tal vez, que la ciudad haya sido divida en dos partes: Hanan Cuzco, ciudad alta, y Hanan Cuzco o ciudad baja.
En la primera tenía el Inca sus palacios, en torno de una gran plaza.
LOS CONQUISTADORES DE LOS ANDES.
Manco Cápac, después de haber caminado a través de las montañas de Los Andes se detuvo en HUANACUARI, cerca del Cuzco.
El favorito de los dioses solares, decidió que su clan se establecería en esta región, donde su cetro de oro se había clavado en toda su longitud en las tierras de aluciones cultivables.
Los incas pertenecían a un grupo colla del lago Titicaca, de lengua aymará; cultivadores de maíz y hábiles tejedores, demostrarían sus cualidades de edificadores haciendo de Cuzco una ciudad imperial.
En poco tiempo los soberanos incas fueron consolidando un imperio, único en América precolombina, que se extendió de norte a sur en más de 4.000km, desde Colombia hasta Chile, comprendiendo la costa y el interior.
La política de edificación y la conquista en el exterior emprendidas simultáneamente por Manco Cápac, fue tarea incansablemente seguida por sus sucesores.
Desde el punto de vista cultural los incas sintetizaron las realizaciones de las civilizaciones que integraron en su imperio.
Destacaron notablemente en la arquitectura, no solo en la ciudad de Cuzco sino también en poblaciones cercanas, (Pisac, Ollantaytambo, Machu - Pichu) o muy alejadas del centro del imperio (Tumipampa); imágenes de la grandeza de los reyes, palacios hechos de bloques ciclópeos, caracterizadas por el refinadísimo trabajo de la piedra, la uniformidad de los tipos arquitectónicos y la peculiar fusión entre arquitectura y naturaleza.
La Legendaria Dinastía del Sol.
A este le sucedió Sincha Roca, después Lloque Yupanqui, más tarde Mayta Cápac, y en quinto lugar Cápac Yupanqui.
Parece ser que este expandió su dominio fuera del Cuzco y que habría sido el último rey del Hurin Cuzco.
En adelante los soberanos de una nueva dinastía tomaron el nombre de "incas" y ya no habitarían el Templo del Sol, sino en palacios construidos en lo alto de la ciudad.
De allí se siguieron los reinados de Inca Roca, y Yáhuar Huacac ("el que llora sangre"), que consolidaron la confederación incaica (Cuzco), frente a un peligroso rival: la confederación Chanca (Ayacucho).
Se cuentan doce grandes emperadores, repartidos en dos períodos: el Antiguo Imperio, hasta el siglo XIV, y el Nuevo Imperio, con el reinado de Viracocha Inca, nombre tomado de una divinidad, que inaugura en glorioso linaje, marca la expansión marítima de los incas hacia las islas del Océano Pacífico.
Durante su reinado, los chanca emprendieron la conquista del Cuzco.
Urco, el príncipe heredero - vicioso y cobarde - era e menos indicado para afrontar tan grave situación; y el viejo Inca tampoco podía hacerlo ya; así es que dispuso someterse a los invasores.
En tan apremiantes circunstancias apareció el príncipe Cusi quien consiguió rechazar a los invasores.
La Fundación del Imperio.
El príncipe salvador sucedió al viejo Viracocha con el nombre Pachacútec Yupanqui (el rey que hacía temblar la tierra), hacia el año 1438 y desde entonces emprendió una serie de conquistas que expandieron y consolidaron su dominio imperial.
Aniquilados los chancas, las fuerzas del Inca se dirigieron la cuenca del Titicaca y sometieron a los collas, de raza aymará.
De allá volvieron hacia el norte y en rápidas campañas multitud de pueblos fueron reducidos, por fuerza o de grado, al vasallaje.
Y aún el reino de Quito y la brillante civilización chimú fueron incorporados en ese tiempo por Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec, a quien sucedería en 1471.
Una prolija planificación aseguraba la victoria de los ejércitos.
Se construían caminos y puentes, se instalaban puestos de abastecimiento y fortalezas para las guarniciones de ocupación.
En caso de resistencia tenaz el Inca aplicaba el método de los "mitimaes" o (mitmaccuna), que consistía en el traslado en masa de poblaciones recién conquistadas a zonas "incaizadas" de mucho antes.
A los pueblos sometidos se les implantaba el culto del Sol, y el runa - "sini" (lengua de los hombres), es decir el quichua, como idioma oficial obligatorio.
Los hijos de las familias principales eran trasladados al Cuzco donde se los adoctrinaba durante años para ser leales colaboradores del Inca.
El Tahuantinsuyo.
En la máxima expansión de su imperio Túpac Yupanqui lo dividió administrativamente en cuatro partes ("suyos").
Norte: Chinchasuyo (Gran parte de Perú y Ecuador).
Oeste: Cuntisuyo (Cerca del Cuzco).
Noreste: Antisuyo
Sur: Collasuyo (Bolivia, Chile hasta el río Maule y región andina
Argentina).
Cada "suyo" estaba dividido en "huamanis" (provincias) y estas en "sayas" (partes), integradas a su vez por cierto número de "ayllus" (comunidades familiares o clanes) que estaban dirigidos por sus respectivos "curacas" (jefes).
En medio de este imperio, esta el Cuzco ("ombligo"), con su gran plaza central, toda cuidadosamente embaldosada, y debajo de ella corría un arroyo entubado, sus cales empedradas y sus palacios, en el quizás vivían 200.000 indios.
La plaza era el centro del Imperio y por ello los incas habían construido cuatro colosales caminos que partiendo de allí llegaban a los confines del dominio.
Las grandes fortalezas de Paucartambo, Urcos, Limatambo y Ollantay, fijaban y protegían, en los cuatro rumbos, los límites de la ciudad.
Se dice que cuando un indio iba hacia el Cuzco, cedía el paso al que procedía de esta prestigiosa ciudad "ombligo", sede del divinizado Inca.
La ciudad también de las "Vírgenes del Sol", que hilaban y tejían la lana de vicuña bajo la vigilancia de las "mamaconas".
En el Cuzco, la aristocracia tenía una escuela en la que el "amauta", (sabio) enseñaba el dominio del quichua, de la religión, de los quipos (cuerdas de nudos, como ayuda mnemotécnica) y de otras cosas que eran de saberse.
Los discípulos se sometían a difíciles pruebas, y si salían airosos, quedaban iniciados en una minoría privilegiada a la que los españoles llamaron "orejones", por la deformación que les producían los pendientes que llevaban como signo de su grado.
Estos eran los colaboradores de Inca.
Cada "suyo" estaba a cargo de un "apo" que integraba el consejo supremo del soberano.
Los "quipucamayus" (guardadores de quipos) llevaban las estadísticas con sus cordeles convencionalmente anudados; y los "tucuirícuc" (el que todo lo ve) inspeccionaban las provincias del imperio recorriendo los caminos de tambo en tambo.
El régimen político de los incas era un comunismo de Estado.
Todo pertenecía al Inca reinante, que distribuía víveres y vestidos según las necesidades de la población.
El indio que trabajaba era mantenido de acuerdo a sus necesidades, y cuando llegaba a viejo o caía enfermo, continuaba disfrutando esos bienes.
El pueblo, que conocía muy bien las técnicas agrícolas del cultivo en terrazas, instaladas sobre desniveles de más de 3.000 m, cultivaba los mismos frutos ecuatoriales y tropicales que los de climas templados, según las altitudes de las plantaciones; este pueblo estaba igualmente dotado para la artesanía, de la que nos han quedado la alfarería y el trabajo en oro como preciosos testimonios.
El Sol era la principal divinidad, así como su esposa, Mama Quilla, la luna, madre de las reinas; estas dos divinidades astrológicas tenían por servidores al planeta Venus y a la constelación de las Pléyades.
El dios Pacha - Camac ocupaba la cúspide del panteón del Inca.
Los dioses de los países vencidos eran encerrados como rehenes en un anejo del Gran Templo del Sol, en Cuzco.
Los brujos y los adivinos, cuyo papel fue preponderante en la vida política del Imperio Inca, presagiaban el porvenir, de mil maneras, observaciones del movimiento aparente de los astros, investigación de augurios por el vuelo de las grandes rapaces andinas, dispersión de las cenizas, de los fuegos sagrados y configuración de los hígados de los muertos.
No era raro que un adivino se apoderara del alma de un enemigo haciendo quemar su efigie: una pequeña muñeca de harina y de manteca.
Bajo de reinado de Viracocha (1395) fue instaurado el culto del emperador y de la emperatriz, su hermana mayor.
El culto imperial servía de unión entre todos los pueblos.
De tal modo el absolutismo del hijo del Sol imprimía es esta imperial estructura política, social, militar u económica, una inexorable y eficiente disciplina.
Pero en este estado totalitario existía ya la debilidad que le arrastraría a su caída definitiva.
EL OCASO DEL SOL.
Viejas leyendas anunciaban, en efecto que un día el Sol se oscurecería...
En 1493 el Cuzco celebró la asunción de Hauyra Cápac, su undécimo Inca, cuyo reinado habría de verse perturbado por los alzamientos quiteños.
Partió, pues el soberano, a pacificar aquellos pueblos del norte y, después de hacerlo, estimó conveniente establecerse en Quito, donde los sorprendió la muerte en 1525.
Uno de sus hijos, Huáscar, que había quedado en Cuzco, se consideró legítimo heredero; y en Quito el otro, Atahualpa, nacido de una princesa quiteña, se creyó con mejor derecho.
Esta rivalidad de hermanos derivó en una guerra civil que, si bien le dio el triunfo a Atahualpa, constituyéndose en duodécimo Inca, debilitó la estructura imperial, haciéndola vulnerable a eventuales enemigos.
Mientras Atahualpa (1532) empezaba a disfrutar de su victoria - sin advertir hasta qué punto suelen ser efímeros los triunfos de la fuerza, y que unos hombres procedentes del este lejano serían dueños del país durante siglos y siglos.
Cuando España desembarcó en las playas peruanas, los incas estaban divididos entre partidarios de la resistencia y partidarios de la no-violencia. Pizarro se aprovecharía de esta situación y ofrecería al Rey Católico su más bella joya: una colonia cuyo oro habría de enriquecer al viejo continente.
Así acabaría el pueblo del Imperio del Sol.
Recomedamos además ampliar información en:
Organización geopolítica y religiosa del territorio incaico
LA AMERICA LATINA DEL SIGLO XVI AL XVII.
Perfil histórico.
Medio siglo después de las conquistas de Cortés y de Pizarro que habían puesto fin a los imperios Azteca e Inca, los españoles y portugueses exploraron y se repartieron América del Sur.
Los trabajos de colonización suceden a las hazañas de los conquistadores.
Los comienzos no pueden ser más trágicos para los indios, entregados a la insaciable codicia de los colonos en los grandes dominios de las encomiendas, donde ellos se comportan como amos.
La corona de España trata de intervenir en las colonias por medio del Consejo de Indias y la Casa de Contratación de Sevilla, que tiene el monopolio del comercio.
Religiosos como Las Casas, conmovidos por las desgracias de los indios promueven una verdadera campaña de protesta y son dictadas leyes de protección a los indígenas, aunque apenas si son aplicadas por la resistencia de los colonos.
Sin embargo, el sistema feudal de la encomienda desaparece poco a poco.
Una nueva administración hace su aparición en los virreinatos de Méjico y Lima.
El oro y la plata forman la parte esencial de la riqueza colonial.
Las minas del Potosí y del Perú son célebres; en 1650 Lima tiene ya 120.000 habitantes.
Son muchos los indios muertos a consecuencia de los trabajos forzados, las matanzas y las epidemias.
La trata de negros, que no cesa de aumentar, abastece de mano de obra las plantaciones coloniales.
Ciertas Ordenes religiosas, especialmente los jesuitas, luchan por sustraer a los indios de la esclavitud, acogiéndolos en sus "reducciones", inmensos distritos independientes como el Paraguay.