sábado, 27 de febrero de 2010

CAMPAÑA DE ORACION

POR LOS TERREMOTOS EN CHILE Y SUS CONSECUENCIAS

Ante el dramático terremoto ocurrido en Chile y por las posibles consecuencias que pudieran sufrir otros países, ya que hay varias alertas de tsunamis, convoco a una campaña de oración pidiendo fortaleza y consuelo para quienes ya lo han perdido todo y rogando a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre para que las consecuencias posteriores a este terremoto no sean las que se están previendo (En el momento de elaborar esta nota se están llevando a cabo evacuaciones en Hawai porque una enorme ola se dirige hacia ese país)


SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO

"Padre Nuestro, que estás en los Cielos,
Santificado sea Tu Nombre,
Venga a nosotros Tu Reino,
Hágase Tu Voluntad,
así en la tierra como en el Cielo.

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy,
y perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos a quiénes nos ofenden,
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.

Amén."

DEJE SU COMENTARIO O TESTIMONIO DE ORACIÓN

sábado, 20 de febrero de 2010

BATALLA DE SALTA

Durante los cuatro meses que siguieron al sonado triunfo de Tucumán, se refuerzan los efectivos del ejército y se aprovisiona para hacer frente a las necesidades de la próxima campaña, que tiene por meta a Salta.

A principios de enero de 1813 el ejército se pone en marcha hacia el norte.

Ya para el 11 de febrero el grueso de las tropas había cruzado el río Pasaje.

Allí decide Belgrano que las tropas presten el juramento de fidelidad a la Asamblea General Constituyente que, con ; gran pompa, ha inaugurado sus sesiones en Buenos Aires el 31 de enero.

Por tercera vez despliega la bandera celeste y blanca ante el ejército formado.


“Éste será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los nuevos campeones de la patria”, les dice.

Y luego, personalmente, y en forma individual, toma juramento a los soldados.

Sobre una margen del río se yergue un árbol eminente y frondoso.

Cuando los ecos de la marcha de1 ejército se pierden a lo lejos, sobre el gigante vegetal, mudo testigo de la emocionante ceremonia, queda prendido en su tronco, una tablilla, grabada a punta de cuchillo, donde se lee Río del Juramento.

En momentos en que el ejército comandado por el general Belgrano avanzaba hacia Salta con intención de vencer a las fuerzas españolas que bajo el mando del general Pío Tristán se encontraban a la sazón, acantonados en la ciudad de Salta; se encontró con un fuerte impedimento: la desmesurada fortificación que había realizado el general español del único paso de acceso a la ciudad, el portezuelo; lo que planteaba a su jefe una disyuntiva de hierro:


entablar un combate en circunstancias desventajosísimas o desistir del propósito y retroceder.

En tales circunstancias, el 17 de febrero de 1813, el capitán Apolinario Saravia, ayudante del Gral. Belgrano comenta el General Paz en sus memorias-


“se ofreció para conducir al ejército y salvarlo, avisando al General que, como salteño y habitante de por allí, tenía conocimiento de una senda extraviada y así por nadie conocida que, pasando por el escabroso laberinto de las montañas, pues los cerros se suceden unos a espaldas de otros, y poblada de vegetación, conducía en su prolongación hacia el norte, por cosa de dos leguas entre el seno de los montes, hasta dar con una pequeña quebrada llamada de chachapoyas que desembocaba en la estanzuela de castañares, que estaba precisamente en el campo norte y lindero con la tablada de Salta, al opuesto lado de la sierra”.

El general Belgrano tras recorrer pormenorizadamente el itinerario propuesto dio órdenes de como proceder para que el ejército avance por él.


Esa noche, azotados por una lluvia espantosa, se inició la marcha de las fuerzas patriotas a través del fracturado terreno cubierto de espeso malezal, portando cincuenta carretas con pertrechos y doce piezas de artillería.

La estrechez del camino y lo torrencial de la caída de las aguas por las laderas circundantes, agudizaban las dificultades que la quebrada presentaba de por si para semejante tránsito, más, la decisión, el fervor, el Ansia de libertad que todos y cada uno de los componentes de la fuerza llevaban en su corazón, los impulsaba para que la suma de dificultades no los arredraran en su empeño e hicieran que en el amanecer del día 18 arribaran a la finca de castañares donde permanecieron hasta las 11 de la mañana del día 19, cuando iniciaron su marcha a la chacras de Gallinato.

El general Belgrano pernoctó el día 18 en una de las habitaciones de la casa de campo del Coronel Saravia, progenitor del capitán, su ayudante, que tan acertadamente había servido de guía.

Haciendo uso eficaz del color tostado de su piel, este leal oficial a quien llamaban “Chocolate Saravia”, ansioso por conocer la cantidad y calidad de las fuerzas de Tristán, tanto como las posiciones que ocupaban; vistiendo ropas similares a la de los aborígenes, arreando una recua de burros cargados de leñas marcha hacia la casa de sus padres sita en la calle Buenos Aires de la ciudad de Salta.


Su disfraz le posibilitó cruzar frente al ejército realista y llegar a destino, donde entregó la carga de leña y regresar después a castañares para informar al General y posteriormente combatir junto a él.

El ataque comenzó el día 19, a las 11 de la mañana, en la pampa de Castañares con el ataque a la posición realista por la retaguardia.


Belgrano, seriamente enfermo, había preparado un carro para efectuar en él los desplazamientos, pero a último momento pudo reponerse y montó a caballo.

A las nueve de la mañana del día 20 se desplazó el Ejército Nacional cubriendo todo el ancho de la planicie que en leve plano inclinado lleva a la ciudad.


Marchaba compacto sobre el centro con la caballería e infantería, separada por sectores, reserva plegada y dos columnas de caballería en ambos flancos.

Tristán lo esperaba fortaleciendo el lado izquierdo de su formación, pues el flanco derecho se apoyaba sobe el cerro San Bernardo, donde había distribuido una columna de tiradores que obstaculizaran las cargas sobre ese sector.

Precisamente esta disposición posibilitó al español controlar los ataques porque además de prevalecer en el llano rechazaba los avances sobre el flanco derecho por la eficaz acción de los tiradores del cerro y porque el terreno dificultaba las operaciones de caballería.

Al promediar el combate Belgrano cambió su táctica inapropiada. Movilizó la reserva, dotando de más efectivos de infantería y caballería y ordenó a Manuel Dorrego, que había reemplazado al segundo jefe Díaz Vélez, gravemente herido, atacar vigorosamente (“… lléveselos por delante…”).


Dispuso cargar simultáneamente con artillería y, luego de cruzar el campo, condujo él mismo la avanzada contra las barricadas del cerro.

Al mediodía la situación varió.


La furibunda carga de Dorrego arrasó el flanco izquierdo junto a las columnas de Zelaya, Pico, Forest y Superí (compartieron el honor de ser los primeros oficiales triunfantes de la ciudad) sostenían la persecución de las calles.

En tanto el centro y el ala izquierda patriota fue quebrando inexorablemente la resistencia.

Con la retirada cortada, los realistas vencidos retrocedieron desordenadamente quedando entrampados en el corral que circunda la ciudad, denominado Tagarete del Tineo, donde fueron diezmados por los criollos.


El tramo final de la lucha se concentró alrededor de la Plaza Mayor, mientras el desbande y la persecución eran confusos y cruentos.

La calma llegó cuando desde la iglesia de La Merced doblaron campanas por la patria anunciando la rendición incondicional del invasor.

Queda acordado que al día siguiente los soldados realistas salgan de la ciudad con los honores de la guerra, a tambor batiente y con las banderas desplegadas, y que a las tres cuadras rindan las armas y entreguen los pertrechos de guerra, quedando obligados por juramento, desde el general hasta el último tambor, a no volver a tomar las armas contra la Provincias Unidas hasta los límites del Desaguadero.


Belgrano devolverá todos los prisioneros, a cambio de igual actitud por parte de los realistas, quienes deberán entregar los prisioneros patriotas que tiene Goyeneche en el Alto Perú.

Así desfilan 2.786 hombres.


La caballería echa pie a tierra y rinde sus sables y carabinas; la artillería entrega sus cañones, carros y municiones.

Belgrano dispensa al general Tristán de la humillación de entregarle personalmente la espada, y lo abraza ante todos los presentes.

Tres banderas son los trofeos de esta victoria.


Diecisiete jefes y oficiales fueron hechos prisioneros en el campo de batalla; hubo 481 muertos, 114 heridos, 2.776 rendidos.

En total, 3.398 hombres que componían el ejército de Tristán, sin escapar uno solo.

Además, diez piezas de artillería, 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas y carabinas y todo el parque y la maestranza.

Luego de enterrar a los héroes del 20 de febrero de 1813, el General Manuel Belgrano colocó una humilde cruz de madera en la fosa común de los 600 guerreros muertos de ambos lados. El Gobernador Feliciano Antonio Chiclana la reemplazó, a pedido del mismo Belgrano, por otra cruz pintada de verde, con la leyenda cristiana “A los Vencedores y Vencidos”.

Las capitulaciones firmadas con Tristán, permitían a los realistas volver a sus casas, previo el juramento de no tomar nuevamente las armas contra las Provincias Unidas.


Esta lenidad en las condiciones, desató, contra Belgrano, las críticas de los partidarios de una acción enérgica. “Siempre se divierten – le escribía a Chiclana:

los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos…

También son esos los que critican las determinaciones de los jefes.

Por fortuna dan conmigo que me río de ellos, y hago lo que me dicta la razón, la justicia y la prudencia y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria. . . “.

La Asamblea Constituyente, con fecha 8 de marzo, dispuso premiar a Belgrano con 40.000 pesos y un sable con guarnición de oro por el brillante triunfo obtenido. Generosamente declinó el obsequio Manuel Belgrano.


Y al hacerlo, comprometió para siempre la gratitud de Tarija, Jujuy, Tucumán y Salta, para quienes dispuso, con ese dinero, la creación de cuatro escuelas. “Que renunciar, es poseer”.

El Monumento 20 de Febrero

En el sector norte de la ciudad de Salta, se alza el Monumento a la Batalla de Salta, más conocido por los lugareños como 20 de Febrero, por ser esta la fecha en que se conmemora la victoriosa acción de armas del Gral. Belgrano en 1813.

Este monumento proyectado por el escultor Torcuato Tasso, consta de un basamento ejecutado en piedra labrada proveniente de los cerros vecinos a la ciudad, y culmina con un magnifico bronce que simboliza la Victoria en la célebre batalla.


Los relieves fundidos en bronce fueron realizados en Paris – Francia con la supervisión artística de la escultora salteña Lola Mora.

Fuente
Portal Gobierno de Salta

jueves, 11 de febrero de 2010

UN HEROE CON RECONOCIMIENTO NACIONAL

En ésta ocasión asumimos la responsabilidad de compartir el mensaje esclarecedor de la Historia, con respecto a la actuación del Gral Martín Miguel de Güemes, para que sea conocida y reconocida a nivel nacional.
En virtud de ello el análisis crítico y reflexivo tiene como centro a quién lideró a los habitantes de ésta tierra, en la lucha en defensa de la independencia del actual territorio nacional.

La ubicación geoestratégica de Salta en el centro del Virreinato del Río de la Plata le trajo prosperidad económica, poder político, vinculaciones sociales y desarrollo cultural, gozando de una situación privilegiada.

El virreynato del Perú, con su capital en Lima, era el centro del poderío hispánico en América y como era de esperarse, desde alli, vino el intento de anular el ejercicio del gobierno propio asumido por los americanos en Buenos Aires, tras el pronunciamiento de 1.810

Salta se adhirió con su posición y recursos; mientras desde Buenos Aires subieron las ejércitos para terminar con la amenaza realista, convirtiéndola en el epicentro de un prolongado y encarnizado enfrentamiento.

Las derrotas de Huaqui,Vilcapugio y Ayohuma sucesivamente, demostraron que si el objetivo era terminar con el centro del poder realista, el camino no era por estos rumbos, pués el enemigo concentraba aquí todo su poderío, con el propósito de bajar hasta Buenos Aires, para terminar con el único foco, aún en pie de la rebeldía americana.

Para defender a las Provincias Unidas del Río de la Plata y emancipar el resto de América había que abandonar ésta ruta, optando por la ofensiva por el oeste, venciendo la barrera natural de los Andes, para caer en Chile primero y en el Perú después.

Para que esto fuera viable, había que mantener la defensiva en el tradicional escenario de confrontación, el alto-peruano y el salto-jujeño, con un doble propósito.
Por un lado, para evitar el avance del enemigo y que con ello, anulara toda posibilidad de acción y por el otro, dividir su poderío en espacios distantes y distintos, a fin de impedir, que con su concentración tornara imposible la nueva opción por el oeste.
Concretada ésta etapa, operaría la ofensiva e invasión, tanto desde las Provincias Unidas del Río de la Plata, cómo desde Chile, juntándose en el Perú los ejércitos operantes, para terminar con el dominio hispánico en América.

Güemes participó activamente en uno de los frentes decisivos de la contienda, el salto-jujeño; primero liderando las avanzadas, con la misión de contener al enemigo, lográndolo con éxito y tras la derrota del grueso del ejécito en Sipe-Sipe, le fue confiada la defensa de las Provincias Unidas del Río de la Plata y la seguridad del ejército derrotado.

Los hechos históricos son muy complejos para ser obra de un hombre, evidentemente son concretados por el sujeto colectivo interviniente, el que enaltece a quien lo guía en aras de objetivos supremos.

A partir de junio de 1.816 actuó como conductor, no como comunmente escuchamos, de una montonera de gauchos desorganizados, sino del accionar de un auténtico ejército de milicias campesinas, no estable, pero sí debidamente organizado, contando para ello con un Estado Mayor, escuadrones y compañías, agrupados acorde al lugar de dónde procedían y con todos los servicios propios de un ejército en campaña.

Las acciones que llevaron adelante no respondían a la estrategia de una guerra regular con tropas de línea o veteranos, que lucharan mediante batallas campales, sino que apelaron a la guerra de recursos.
Sin recibir, ni dar batalla decisiva al enemigo: persiguiendo, acosando y castigándolo en sus posiciones y movimientos; guerra lenta y penosa, llevada adelante por hombres aunados con el paisaje en una conspiración perpetua.

Obligaron el enemigo a actuar en un vastísimo espacio, alejado de sus bases de operaciones, sin ningún apoyo logístico y enfrentado a la desgastante guerra de recursos, la que a lo largo de la Historia siempre resultó triunfante.

El espacio social en el que se desarrollaron las acciones no fue la frontera norte de las Provincias Unidas, cuyos límites en esa dirección, heredados del antiguo Virreinato estaban en el confin de la actual república de Bolivia.
Por lo que a Güemes erróneamente se le sigue llamando defensor de la frontera norte, cuando en realidad fue el supremo defensor de su independencia.

Los cientos de combates que libraron, acontecimientos de efímera duración, formaron parte de un proceso histórico, obra del sujeto colectivo, el pueblo en armas, el que luchó y murió con valor y honor por la libertad de ésta tierra y la de su gente.

El ejército regular no volvió a operar y los intentos enemigos de llegar a Buenos Aires, sólo se disiparon cuando San Martín amenazó con el desembarco en Lima.

Ahora era necesario pasar a la ofensiva, desde el centro de las Provincias Unidas del Río de la Plata avanzando hacia el norte, con el apoyo de los altoperuanos, mientras San Martín desembarcaba en Lima y desde allí se proyectaba hacia el interior, para atrapar entre ambos en un movimiento envolvente a las fuerzas enemigas.
Este desafío era de difícil ejecución, pués la guerra civil enfrentaba a las provincias hermanas, llevándolas a la disolución nacional.

Sólo se podía confiar en la demostrada eficiencia y disposición de Güemes y de quienes lo secundaban, en la larga contienda sostenida con recursos propios, por lo que San Martín lo nombró jefe del ejército, que debía accionar desde éste frente, logrando poner en marcha la avanzada que llegó a Inquisivi, en febrero de 1.821.

El enemigo asignó vital importancia a éste doble frente ofensivo de San Martín y Güemes, tratando de evitarlo por todos los medios, a fin de neutralizar el eventual avance combinado, inclinándose por decisiones extremas, tales como la de apresar o matar a Güemes, logrando lo segundo en un desesperado y último avance sobre Salta.

Tras la muerte de Güemes en el frente salto-jujeño se acordó una tregua, la que comprometió la situación de San Martín, al permitir que las fuerzas enemigas, que operaban aquí pasaran a reforzar a las del Perú, afectando el desembarco de un ejército por los puertos intermedios, las operaciones en las Sierras y las de los patriotas del Alto Perú.
Las sucesivas derrotas en éstos frentes, llevaron a San Martín a entrevistarse con Bolívar en Guayaquil, dejando en sus manos el triunfo final frente al enemigo.

Con lo expuesto quedó demostrado que Güemes constituye con San Martín y Bolívar, la trípode gloriosa sobre la que descasa la independencia americana.

En pro de la misma causa, actuaron en tres escenarios distintos: el centro de las provincias Unidas del Río de la Plata, Chile y Perú, Venezuela y Nueva Granada. Las tres campañas fueron fundamentales y se complementaron, en pro del visionario destino americano.

Pensado, no sólo en lo militar en pro de la emancipación, sino fundamentalmente en lo político, en favor de la unidad.

Los propósitos militares se cumplieron. Pero en el plano político, el resultado no figuraba en el proyecto originario: la formación de las diferentes naciones y en virtud de ello la pérdida de la base de una futura grandeza, por el menoscabo que ello significo, tanto en los recursos materiales como en los humanos.

La división, el estancamiento, el enfrentamiento y la dependencia puso a los países americanos en desventaja frente al mundo.

Para nosotros se sumó que la segregación del Alto Perú del Río de la Plata, significó que dejáramos de ser para siempre bioceánicos (Atlántico-Pacífico) y biocuenas (Del Plata -Amazonas), con las consecuencias que ésto trajo aparejadas.

La historia de Salta, ni empieza ni termina con la gesta en defensa de la independencia de la Patria, pero nuestra conciencia histórica demanda, que ésta figure en los contenidos de la Educación Argentina en todos sus niveles, éste es un desafío que debemos asumir como comunidad, por tratarse no sólo de un reconocimiento material y moral por defender durante tantos años la seguridad y la independencia del resto de las provincias hermanas, sino porque es el único camino hacia una auténtica reflexión, acerca de quienes y como somos, generando con ello nuestra identidad con respecto al país que habitamos y nuestro compromiso con su destino.

La formación de recursos humanos conscientes del devenir histórico del que son producto, es un elemento clave, para la concresión de cualquier proyecto socio-político y económico de un país, que apunta a la modernización, en el siglo XXI, en un mundo envuelto en un proceso de globalización y de crisis de los valores, que templaron el espíritu de quienes forjaron nuestra nación.

martes, 9 de febrero de 2010

LOS PUENTES DEL INKA

......"Otro día [Pizarro] ...llegó a un pueblo muy grande que está en el valle; en medio hay un río grande y furioso, tiene dos puentes juntas hechas de red, desta manera, que sacan un gran cimiento desde el agua y lo suben bien alto, y de una parte del río a otra hay unas maromas hechas de bejucos... tan gruesas como el muslo, y tiénelas atadas a grandes piedras, y de la una a la otra hay un anchor de una carreta, y atraviesan recios cordeles muy tejidos y por debajo ponen unas piedras grandes para apesgue la puente.

Por una desta pasa la gente común, y tiene su portero que pide portazgo, y por la otra pasan los señores y sus capitanes: ésta está siempre cerrada, y abriéronla para que pase el capitán y su gente, y los caballos pasaron muy bien." (Estete, 1533).

Otro día [Pizarro] ...llegó a un pueblo muy grande que está en el valle; en medio hay un río grande ..."

Esta cita de una temprana crónica española, como muchas otras, nos ilustran con cierto grado de detalle algunas de las características constructivas de estas estructuras que formaron parte de la vialidad imperial de los Incas.

Los puentes constituyeron un elemento fundamental para el trazado de los caminos en el paisaje andino, acortando largos rodeos y salvando las numerosas dificultades del espacio cordillerano.

Nuestras investigaciones arqueológicas realizadas desde hace tres años en la Quebrada del Toro pusieron en evidencia la existencia de puentes que atravesaban cárcavas y quebradas de diferentes tamaños.

Sin embargo, uno de los más espectaculares descubrimientos realizados en los últimos tiempos con relación a los puentes incaicos fue el que protagonizamos en el mes de abril del presente año en la localidad tarijeña de Ñoquera - Bolivia, a pocos kilómetros del límite con Argentina.

La misión científica Inca-Tarija estuvo liderada por el Dr. Rodolfo Raffino de la Universidad Nacional de La Plata, investigador que estudia esta cultura desde hace casi treinta años y realizó los principales aportes sobre la presencia Inca en nuestro país, participó también Diego Gobbo de esa misma universidad y quien suscribe de la Universidad Nacional de Salta.

Antecedentes

Son escasos los investigadores que se dedicaron al estudio de los puentes construidos por las culturas prehispánicas en general e Incas en particular, destacándose las obras de Squier (1877), Regal (1972) y Hyslop (1984 - 1992).
Regal (1972) clasifica a los puentes en tres grandes grupos.


1) los puentes de tablero rígido,
2) los puentes de tablero suspendido y
3) las oroyas y balsas.

Dentro de la primer clasificación distingue entre puentes de madera y puentes de piedra y, a este último, lo subdivide en tres:

1) los puentes de una luz,
2) los de varias luces y
3) los naturales de piedra.

El Puente de Ñoquera en primera instancia entraría dentro de la clasificación de "puente de una luz", no obstante, el autor se refiere en este caso a puentes de tablero rígido, es decir, estructuras formadas por un par de estribos construidos en ambos lados de la quebrada o cárcava sobre el que se apoya un tablero que "está formado por una simple losa, que cubre el vano, apoyada en estribos ya sea de piedra prolijamente labrada, o de albañilería rústica" (Regal, 1972:19).

Hyslop (1992) realiza una clasificación de los puentes que se complementa a la de Regal, pero tampoco observa en el registro arqueológico una estructura con las características constructivas del puente de Ñoquera.

Este autor clasifica a los puentes como:

1) puentes con estructura de piedras,
2) puentes con estructura de maderas,
3) puentes colgantes con estructura de fibras,
4) oroyas,
5) puentes flotantes y
6) botes de paso.

Sobre los puentes con estructuras de piedra el autor opina que los mismos "...rara vez resultaban espectaculares, dado que lo quebradizo y pesado del material no los hacía apropiados para salvar distancias de mas de uno o dos metros de luz." (Hyslop, 1992:219).

Sin embargo, menciona algunos casos especiales en los que las estructuras de piedra se utilizaron para salvar distancias mayores de dos metros, mediante la construcción de varias columnas de roca dispuestas a escasa distancia una de otra y unidas por lajas o troncos en la parte superior.

Para este tipo de puente sugiere la nomenclatura de puente con alcantarillas multicelulares, los que pueden cubrir distancias considerables, pero su altura es limitada.

Puente de Ñoquera

Vemos entonces que tanto Regal como Hyslop con relación a los puentes de piedra se refieren exclusivamente a los que el primero clasificó como de tablero rígido, con la presencia de estribos y eventuales columnas intermedias.

Las características constructivas del puente de Ñoquera no se corresponden exactamente con las clasificaciones citadas, razón por la cual se propone como una nueva variedad de puentes de una luz.

El puente de Ñoquera (Tarija) está en excelente estado de conservación debido a la técnica constructiva que le brindó la solidez y elasticidad necesarias para resistir el paso del tiempo.

Está construido con rocas de diferentes tamaños que se alternan con barro y troncos de árboles de madera dura como algarrobo y churqui.

Esta combinación de materiales para la construcción del puente lo hicieron resistente a la tracción y torsión provocada por el transito permanente de llamas y personas, como también a los movimientos sísmicos.

Tiene una altura de 9 m, un espesor de dos metros en la parte superior y 2,8 m en la base, un largo de 15 metros y posee una abertura (alcantarilla) de forma trapezoidal (base: 0,90 m; dintel: 0,80 m; altura: 1,40 m) en la base que permite el paso del agua de escorrentía de la quebrada.

Pasaron más de quinientos años del brutal colapso del estado Inca (1438-1536 d.C.) y la arqueología sigue dando a luz información obtenida de la evidencia material que perduró en el tiempo y en el espacio, que cubrió una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados.

Este Rumichaka (rumi=piedra, chaka=puente) que se mantuvo intacto durante siglos representa un relicto que denota el profundo conocimiento de ingeniería logrado por las culturas precolombinas de las que tenemos mucho que aprender.
Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala, nativo bilingüe (1540-1620), cronista de la época colonial. Se aprecia un puente colgante que atraviesa un río y en primer plano al Gobernador Inca de los puentes.


Christian Vitry